Imagen
Imagen
¿Por qué denuncié? Esa pregunta me la han hecho infinidad de veces y en múltiples circunstancias. Esa pregunta me la ha hecho gente de la calle y de la política, Me han preguntado periodistas y abogados e, incluso, me lo han preguntado algunos jueces.
Mi primera denuncia, la que dio lugar al caso Yate respondió a un convencimiento personal: en Lanzarote no conseguiríamos frenar el desarrollismo si seguíamos defendiéndonos tan solo con el derecho administrativo.
Los alcaldes de Yaiza y Teguise daban licencias a mansalva, cuando estaban suspendidas, los promotores construían como locos y cuando el Cabildo interponía un recurso y pedía la paralización cautelar los jueces decían que no, que a esperar al final del procedimiento. El resultado: años de batallas judiciales estériles, pues se seguía construyendo.
La segunda denuncia, la de Costa Roja, fue más de lo mismo. De un plumazo, y en un suelo no apto para ello, el alcalde de Yaiza autoriza una urbanización con 1.200 viviendas, otras tantas plazas de garaje y locales comerciales...y otra vez el Cabildo a poner un contencioso.
La última fue inevitable: trataron de sobornarme.
Y ahora, toca otra pregunta.Todas las acciones judiciales que promoví han finalizado todas con condenas para la mayor parte de los acusados con lo que se demuestra que la concesión de licencias en Yaiza y Teguise seguía un patrón delicitivo, fácil de ver, aún cuando costara algo más demostrarlo.
La pregunta, entonces, es otra: ¿Por qué no denunciaron quienes debían hacerlo?
Y sí. Me refiero a esos magistrados que año tras año vieron pasar por sus tribunales impugnaciones de licencias concedidas con un nivel de grosería fácilmente apreciable por personas tan preparadas como sus señorías. En ningún caso, a pesar de ello, dieron traslado a la Fiscalía.
Yo ya he contestado por qué denuncié. Otros debieran contestar por qué no lo hicieron.
