El objetivo

Imagen
Yolanda Díaz y Pablo Iglesias
04-12-2022

Iglesias cometió un enorme error de cálculo al considerar que Díaz se limitaría a asumir el papel de cartel electoral de Unidas Podemos dejando el control efectivo de la organización a Ione Belarra, con Irene Montero como referente del Podemos más auténtico y con el propio Iglesias como oráculo y último árbitro de cualquier controversia.

No fue así y Yolanda Díaz se ha empeñado en ejercer de manera autónoma el liderazgo conferido por Iglesias. Ante la imposibilidad de imponerse a la férrea estructura de Podemos, ha apostado por la creación de un espacio en el que Podemos, y la propia UP, resulten irrelevantes.

Díaz, a modo de Carmena 2.0, ha basado la construcción de su propio espacio mediante su constante apelación a la sociedad civil y a los supuestos liderazgos sociales, con el objetivo de desplazar a los partidos y sus estructuras.

Hasta tal punto es así, que el eje de su actividad política hasta el momento ha sido su conocido proceso de escucha, con el que pretende definir el posterior proyecto de país al margen del programa de Unidas Podemos.

En cuanto a la relación con las diferentes fuerzas políticas asociadas a Unidas Podemos y las confluencias, debe destacarse que les afecta de manera muy diferente.

Efectivamente, Izquierda Unida, ya diluida en parte en Unidas Podemos, puede ver mejorada su posición llevando en volandas a Díaz a lo largo de este proceso y poniendo a su servicio su organización pues sigue contando con una importante implantación territorial.

Por su parte, para los partidos que históricamente han venido confluyendo con Podemos la figura de Yolanda Díaz resulta de enorme importancia por su excelente valoración, a enorme distancia de los referentes de Podemos y por suponer un cambio importante con respecto a la figura de Iglesias, que como el mismo reconoció al dimitir tras las elecciones autonómicas de Madrid, ya comenzaba a restar.

En este escenario, el gran perdedor es Podemos pues no dispone de la estructura organizativa de Izquierda Unida ni de una posición de fortaleza en ninguna Comunidad Autónoma pues, en su acelerado intento de asaltar el cielo y sorpassar al PSOE, externalizó la expansión territorial de Podemos a diferentes fuerzas políticas en los distintos territorios, sin resolver en ningún caso el modelo de relación con estas fuerzas periféricas.

Todo hace pensar que la batalla por formar parte de las listas electorales se resolverá en favor de Díaz precisamente por el apoyo de IU y Equo, de las diferentes fuerzas periféricas y de gran parte de la propia militancia de Podemos con el añadido, insoportable para la dirección de Podemos, de Más Madrid.

Si el objetivo de Pablo Iglesias y de la dirección de Podemos es maximizar el resultado electoral con el objetivo de poder conformar un nuevo gobierno de coalición, tendrán que conformarse con el discreto papel que Díaz y los suyos les otorguen en las listas con las que concurrirán a las próximas elecciones generales.

Pero cabe otra hipótesis, que el verdadero objetivo sea recuperar para Podemos el papel hegemónico a la izquierda del PSOE, en cuyo caso la decisión de Pablo Iglesias sería otra, presentar listas independientes y competir con Yolanda Díaz.

Dicho de manera cruda pero clara, Iglesias tendrá que decidir entre posibilitar un gobierno en el que no hubiera nadie de Podemos, o en el que tuviera una presencia testimonial, o apostar por un escenario en el que gobierne la derecha pero Podemos conserve un grupo parlamentario fiel y cohesionado frente a los dos adversarios intrabloque, el PSOE y el proyecto de Yolanda Díaz.

Reconociendo la extraordinaria inteligencia de Pablo Iglesias, debe entenderse que sus movimientos, al igual que los de la cúpula de Podemos, no son en absoluto casuales y que responden a unos objetivos claramente definidos tras haber analizado la situación política y las perspectivas electorales en términos muy parecidos a los esbozados anteriormente.

Da la sensación de que han llegado a la conclusión de apostar por el momento por el proyecto de Yolanda Díaz al tiempo que se preparan para ese segundo escenario que llevaría a Podemos a las elecciones en solitario.

Por más que merezca comprensión la constante apelación a que se respete a Podemos y por más que genere recelos el discurso apartidista de Yolanda Díaz, lo cierto es que el error de Iglesias al designar a Díaz lleva inexorablemente a tener que convivir con las consecuencias de esa decisión y perjudicar a Podemos como partido o a deteriorar las expectativas electorales del bloque de izquierdas. Una decisión endiablada.